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Allanamientos, represión y salvajismo militar en Cisjordania: donde el hogar ya no es un lugar seguro

Terrorismo israelí: Cada mes, la población palestina sufre más de 250 allanamientos en sus casas sin orden de registro. La presencia del Ejército israelí en sus viviendas tiene consecuencias en su salud mental y en su sensación de seguridad

El 2 de abril de 2018 Lutfi Ahmad y su mujer recibieron una visita en su casa de Silwad a las dos de la mañana. Veinte soldados israelís irrumpieron en su vivienda de madrugada sin una orden de registro. "Han destrozado completamente esa sensación, esa que todo el mundo tiene, de que el hogar es el lugar más pacífico y seguro del mundo", reconoce a la organización israelí Yesh Din, "lo que hicieron es un tipo de terrorismo"Cada mes, el Ejército israelí lleva a cabo 267 operaciones de búsqueda o arresto irrumpiendo de madrugada en casas palestinas sin ninguna orden de inspección, según el informe 'Una vida expuesta: invasiones militares de hogares palestinos en Cisjordania' elaborado por tres oenegés israelís.

"Los soldados son una máquina, no sienten culpa", evocaba una mujer de Silwad en agosto de 2018. Los 158 testimonios de familias palestinas que han sufrido la incursión israelí en sus casas exponen que el 88% de las invasiones tienen lugar entre medianoche y las cinco de la mañana. Sus objetivos son varios: búsqueda de dinero, armas u otros objetos en la casa; detención de uno o más miembros de la familia; "mapeo" para documentar las características de la vivienda e identificar a sus ocupantes, o toma de la casa para necesidades operacionales como instalar un punto de observación o disparo en una habitación o en la azotea, o usarla como escondite. 

Pero el fin definitivo es controlar a la población palestina de Cisjordania a través del miedo. "Tengo miedo de los soldados; no vienen calmadamente, vienen agitados, sospechosos e inculcando miedo", narró una palestina de Nahalin en octubre de 2018. "Vivo con miedo constante en mi corazón". Así, con el arma infalible de la intimidación, ejercen un control constante sobre los habitantes de las aldeas palestinas disuadiéndolos de organizarse políticamente. El Ejército israelí muestra su presencia de día y de noche para impedir cualquier intento de resistencia o protesta antes de que ocurra. Y funciona.

"Estas acciones producen miedo y terror y todo este tema de demostrar nuestra presencia, que se nos pidió que hiciéramos", confiesa un excomandante del Comando de Defensa Aérea, "no solo para estar allí, sino para ser vistos". Durante dos años, Breaking the Silence, organización de antiguos militares que cuestiona la ocupación; Yesh Din, oenegé pacifista, y Médicos por los Derechos Humanos de Israel han elaborado este revelador informe con ayuda de la Unión Europea. Según sus autores, la población israelí conoce la violencia de los puestos de control o las demoliciones de casas pero no está familiarizada con esta práctica tan común de invasiones militares de madrugada. 

Elegidas al azar

La ausencia de una orden de registro implica, por lo tanto, que estas acciones no estén sujetas a ningún tipo de revisión o escrutinio judicial. Cualquier oficial puede decidir entrar en una casa palestina sin consecuencia alguna. "Yo, como comandante, entregaba un plan nocturno antes de salir a patrullar y decidía de forma completamente al azar en que casas entraríamos", confiesa un testimonio recogido por Breaking the Silence. El doble sistema legal que impera en el territorio de Cisjordania permite estas violaciones constantes de los derechos humanos de sus habitantes palestinos. 

Sobre los palestinos, se aplica la ley militar mientras que sobre los colonos que viven en los asentamientos ilegales en Cisjordania se aplica la ley civil israelí. Esta "sistemática discriminación" en función de su identidad nacional denunciada hace dos años por representantes diplomáticos de los estados de la Unión Europea sigue vigente sobretodo en el Área C bajo control exclusivo de la potencia ocupante, que incluye el 60% de Cisjordania. Aunque tienen un carácter temporal, estas reglas de la ocupación sobre allanamientos de viviendas de civil llevan 53 años en vigor. Pese a la separación de apenas un centenar de metros entre colonos y palestinos, les juzgan leyes distintas. 

Trauma e insomnio

Este castigo colectivo que impone cada madrugada el Ejército israelí durante una media de 80 minutos de duración tiene duras consecuencias en la salud mental de sus víctimas. "No puedo dormir antes de la una o las dos de la mañana", reconoce R.S., una mujer de la ciudad de Sinjil en el norte de Cisjordania, "empiezo a rumiar, y a la que escucho un ruido, espero a los militares". "A veces, no a menudo, sueño que vienen a llevarse a mi marido y se escapa; así me quedo pensando hasta las dos y media o las tres de la madrugada", lamenta, "y luego me calmo un poco, una vez que pasa el momento en que suelen venir los soldados". 

 

Fuente: www.elperiodico.com

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