Ciudadanos palestinos de Israel: perfecto chivo expiatorio para coronavirus
Mientras Netanyahu sigue alentando la incitación racista contra los ciudadanos árabes, las fuerzas de seguridad israelíes desatan la violencia contra la comunidad palestina.
En una reciente reunión sobre la Covid-19 con una delegación de médicos que son ciudadanos palestinos de Israel, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu dijo: “Desafortunadamente, las instrucciones no se están cumpliendo estrictamente en el sector árabe… Pido la cooperación de todos los ciudadanos árabes de Israel. Les pido que por su bien y por el bien de nuestro futuro compartido, sigan las órdenes, [de lo contrario] va a morir mucha gente, y esas muertes podrían evitarse con su ayuda”.
Está claro que el control de la proliferación del coronavirus depende del compromiso de las personas para autoaislarse, pero no fue esto lo que Netanyahu quiso decir. Lo que hizo fue continuar con su incitación racista contra los ciudadanos palestinos, sugiriendo que las muertes serían “su” responsabilidad.
Retratados como amenaza
Los ciudadanos palestinos son el chivo expiatorio perfecto a quienes culpar de la propagación de la Covid-19 en Israel. Los ciudadanos palestinos de Israel están siendo retratados como una amenaza para la salud y la vida de los ciudadanos judíos; una continuación del discurso de siempre que los considera como quintacolumnistas y ciudadanos ilegítimos.
En un discurso reflejo del clásico manual antisemita europeo de “los judíos propagando enfermedades”, Netanyahu se está preparando para culpar a los palestinos por la propagación del coronavirus si los esfuerzos para mitigar su avance fracasan. Está haciendo lo que mejor sabe: incitar contra los ciudadanos palestinos para evitar el escrutinio sobre su propio manejo de la crisis y desviar la atención de sus pendientes cargos penales.
Si hay un sector en el que los palestinos de 1948 tienen una representación relativamente alta, ese es el sector de la salud (aunque siguen teniendo que enfrentar discriminación y racismo también dentro de este sistema). El 17% de los médicos en Israel son ciudadanos palestinos. También hay muchas enfermeras palestinas, farmacéuticos, técnicos médicos y trabajadores sanitarios en primera línea de la batalla contra el coronavirus.
Mientras arriesgan sus vidas para proteger todas las vidas, sin discriminación, sus propias comunidades y familias padecen el abandono del Estado israelí.
En demostración de cómo se favorecen las vidas judías sobre las palestinas, a pesar de que los palestinos representan una quinta parte de la población, únicamente se les ha entregado el 5% de los tests de la Covid-19. Hasta este domingo, solo se han llevado a cabo 6.479 tests entre los palestinos de 1948, una cifra aproximadamente equivalente al promedio diario de pruebas que se le hacen a los judíos.
Medidas preventivas
Hasta la fecha, alrededor de 193 ciudadanos palestinos de Israel han dado positivo, menos del 2% de los infectados. No obstante, estas bajas cifras están lejos de ser prometedoras. Según la estimación del experto en salud pública Nihaya Daoud, probablemente hay ya miles de pacientes y portadores en las comunidades palestinas. Sin las pruebas adecuadas, es probable que los números aumenten considerablemente.
Si bien el Estado de Israel ha estado promoviendo medidas preventivas entre el público judío, no ha realizado esfuerzos similares con su población palestina. El material informativo no se tradujo al árabe durante semanas, y no se han realizado inversiones para fortalecer la infraestructura sanitaria en las ciudades y pueblos palestinos.
Los ciudadanos palestinos, como otras comunidades indígenas y racializadas, están estructuralmente desamparados en lo que respecta a la salud y al acceso a los servicios sanitarios. Si esto se combina con una pandemia mortal, los resultados pueden ser devastadores.
Personal sanitario limpiando y desinfectando una zona de un hospital para enfermos de Covid-19 en Tel Aviv, 19 de marzo (AFP)
La distancia media desde las localidades palestinas a los hospitales cercanos es casi el doble que la de las ciudades judías en las mismas áreas, y la calidad de los servicios médicos en las localidades palestinas es pobre. Los ciudadanos palestinos padecen también altas tasas de enfermedades crónicas como diabetes, presión arterial alta y afecciones cardíacas, lo que sitúa a muchos de ellos en grupos de alto riesgo.
Para los beduinos palestinos en el Naqab, la amenaza del coronavirus es aún mayor. Alrededor de 150.000 beduinos viven en aproximadamente 40 aldeas que el Estado israelí considera ilegales. Y en función de ello, a estas aldeas se les niega el acceso al agua, el saneamiento y los servicios sanitarios.
A pesar de las repetidas súplicas de los grupos beduinos de la sociedad civil, el Estado se ha negado a implementar medidas adecuadas, como tests, construcción de instalaciones de autoaislamiento o acceso a clínicas y hospitales. En cambio, sí ha estado muy ocupado prosiguiendo con las demoliciones masivas de hogares beduinos.
Lógica equivocada
Las críticas por la negligencia de Israel hacia sus ciudadanos palestinos siguen creciendo, negligencia que no es sino otro testimonio más de sus políticas discriminatorias.
La respuesta de Israel ante la pandemia de la Covid-19 revela su deliberado desprecio por las vidas palestinas, que se basa en una jerarquía racial entre judíos y palestinos. Solo las vidas judías importan, mientras que las palestinas son desechables.
En tiempos de pandemia, esta lógica está, por supuesto, equivocada. Si la pandemia afecta a los palestinos del 48, también amenazará de forma inevitable a los ciudadanos judíos. Una conclusión lógica sería dedicar suficiente atención, presupuesto y personal médico y equipo a las zonas palestinas, ya que nuestras vidas dependen literalmente unas de otras, pero, al parecer, el ansia por ver desaparecer a los palestinos es más fuerte que cualquier cálculo racional.
Además, una proliferación del coronavirus entre los ciudadanos palestinos podría brindar una oportunidad para que Israel refuerce su control y los aísle aún más, tanto política como físicamente.
Hemos visto cómo esta dinámica evolucionaba en Jaffa en los últimos días, donde la policía israelí ha hostigado y atacado violentamente a los residentes palestinos por violar, presuntamente, las directivas del confinamiento. Cuando los palestinos protestaron, la policía israelí respondió con violencia excesiva, incluidas granadas de aturdimiento.
Esto podría ser solo el comienzo. Si la pandemia golpea las ciudades y pueblos palestinos, vamos a poder ver el discurso de protección de la salud pública utilizado como justificación para una mayor militarización contra los ciudadanos palestinos.
Al asociar el coronavirus con los ciudadanos palestinos, como ha comenzado a hacer Netanyahu, es probable que se impongan medidas como toques de queda, cierres, barridos de pueblos y regímenes de permisos. Tales medidas de emergencia podrían convertirse en la nueva normalidad, haciendo que la población más vigilada y marginada de Israel esté aún más acechada, castigada y controlada.
Acerca del autor: Lana Tatour tiene una beca de posdoctorado Ibrahim Abu-Lughod en el Center for Palestine Studies de la Universidad de Columbia.
Fuente: Palestinian citizens of Israel: A perfect coronavirus scapegoat
Fuente: Lana Tatour, Middle East Eye / Rebelión (Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández)
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