Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino: Setenta años de la Resolución 181, o cómo el sionismo expulsó a los palestinos
La Asamblea General de la ONU aprobó el 29 de noviembre de 1947 la partición de Palestina en dos estados. La presión de las organizaciones sionistas fue decisiva, especialmente en Estados Unidos, para conseguir el objetivo que se habían marcado los líderes judíos.
Los meses previos al 29 de noviembre de 1947 estuvieron marcados por una frenética actividad en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y en mayo, a petición de las potencias anglófonas, se estableció el Comité Especial para Palestina (UNSCOP) con delegados de once países.
Alexander Cadogan, representante del Reino Unido en el Consejo de Seguridad, insistió en que su gobierno no aceptaría ninguna decisión a menos que fuera “justa” y aceptable para las dos partes, algo que lógicamente se presentaba difícil puesto que era imposible satisfacer al mismo tiempo a árabes y judíos.
Cuando se enteraron de que se tendría en cuenta las demandas de las personas desplazadas (los refugiados judíos de Europa), los árabes replicaron que no se sentirían vinculados por la recomendación de las Naciones Unidas, y el Alto Comité Árabe decidió boicotear las audiencias del UNSCOP.
Y cuando el grupo del UNSCOP llegó a la región a mediados de junio, los árabes escenificaron manifestaciones antisionistas en distintas poblaciones de Palestina, exigiendo que el UNSCOP aplicara una “justicia completa” para resolver el conflicto.
El grupo del UNSCOP permaneció durante cinco semanas en Palestina. Aunque los árabes lo boicotearon, los judíos atendieron a sus representantes y elevaron una serie de informes a favor de la partición de Palestina. La información que aportaron los judíos no era nueva. Básicamente fue la misma información que un año antes habían presentado al Comité Anglo-Americano.
Los judíos jugaron paralelamente la carta de la violencia. A mediados de 2017, los grupos radicales Etzel y Lechi incrementaron las acciones violentas. El 4 de mayo Etzel lanzó un asalto espectacular contra una prisión liberando a 251 reclusos. En julio Etzel capturó y colgó a dos sargentos británicos en venganza por la ejecución previa de varios miembros del grupo.
Todos estos acontecimientos, como también el incidente del barco Exodus que transportaba desplazados judíos oriundos de Europa hasta Palestina, incidieron de una manera u otra en los trabajos del UNSCOP, que finalizó su informe el 31 de agosto. El punto más destacado del informe era que el mandato británico debía concluir cuanto antes y se debía conceder la independencia inmediatamente.
Los siete miembros del UNSCOP que favorecían la partición presentaron un mapa con las zonas que deberían quedar en poder de los árabes y de los judíos. Durante dos años a partir de septiembre, el Reino Unido debía administrar Palestina bajo la supervisión de las Naciones Unidas.
Tres países miembros del UNSCOP (India, Irán y Yugoslavia) se opusieron a este plan que consideraron impracticable y contrario a los árabes, pero el plan contaba con el apoyo de una mayoría del UNSCOP. Otro planteamiento de este grupo minoritario del UNSCOP dejaba en poder de los árabes la ciudad de Yafa y la mayor parte del Negev, en contra de lo que decía el grupo mayoritario dentro del UNSCOP.
La resolución de la partición fue aprobada por 33 votos a favor y 13 en contra
Los sionistas consideraban que incluso el planteamiento de la minoría era una mejoría, de manera que la Agencia Judía expresó su satisfacción con el informe de la mayoría. En cambio, las reacciones árabes fueron agrias tanto al informe de la mayoría como al informe de la minoría, y un comité de la Liga Árabe reunido el 16 de septiembre votó a favor de proveer de armas a los palestinos, e incluso de enviar a Palestina a sus ejércitos.
En este contexto fue sorprendente que la Unión Soviética aprobara el plan de partición el 13 de octubre de 1947. La inesperada decisión de Moscú fue muy bien recibida por los sionistas, que ahora también miraban a Washington. Los estadounidenses tenían muchos intereses económicos en Oriente Próximo, especialmente en cuestiones de petróleo, y acababan de firmar acuerdos con varios países árabes.
Se produjo entonces en Estados Unidos un combate entre los funcionarios americanos que simpatizaban con la causa árabe, o que tenían intereses económicos, y los sionistas y sus aliados. Fue un combate muy vivo queterminó a favor de los sionistas, que derrotaron incluso a los altos funcionarios mejor colocados de los departamentos de Defensa y de Estado.
Foto del 16 de diciembre de 1947 del presidente de la Asociación de Hombres Jóvenes Musulmanes, Saleh Harb Pasha, llevado a hombros de algunos de sus seguidores durante una gran manifestación en El Cairo contra la decisión de las Naciones Unidas de dividir Palestina. AFP
En esa lucha más de uno denunció que la influencia de ningún grupo (es decir los sionistas) debía dictar la política de Estados Unidos y obligar al país a actuar en contra de sus intereses vitales. Y aunque numerosos funcionarios de primer rango se expresaron en ese sentido, la presión de los sionistas fue más fuerte y el 11 de octubre Washington respaldó las conclusiones del comité del UNSCOP.
Todavía se hicieron algunas modificaciones al plan del UNSCOP, pero en la votación final se dio más tierra a los judíos que a los árabes, aunque el número de palestinos era significativamente mayor. No obstante, algunos líderes sionistas dijeron o dejaron escrito en esa época o un tiempo después que el plan de partición era solo un paso en el camino hacia sus objetivos finales, unos objetivos que a juicio de numerosos sionistas todavía no se han completado setenta años después.
El 29 de noviembre de 1947 se sometió la resolución de la partición al voto de la Asamblea General. El apoyo de Estados Unidos y la Unión Soviética fue en cierta manera decisivo. La resolución fue aprobada por 33 votos contra 13, es decir con más apoyo de los dos tercios requeridos para la aplicación de la resolución. El camino para el establecimiento de un estado judío en Palestina había superado sus principales obstáculos.
Fuente: Eugenio García Gascón, Público - España
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