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El acuerdo de Israel con los Emiratos que el intelectual palestino Ghassan Kanafani lo denunció hace cincuenta años

Decía Kanafani que la función de los regímenes árabes que rodean Palestina es socavar el movimiento de masas palestino y además reprimir las movilizaciones en sus propios países

Por DANIEL LOBATO BELLIDO. Comisión Internacional del PCE / Asociación Unadikum / BDS Madrid

El 13 de agosto, Estados Unidos, Israel y Emiratos Árabes anunciaron un acuerdo para una plena formalización de las relaciones entre estos dos últimos gobiernos.

Los protagonistas, a través de la propaganda occidental, utilizaron varias mentiras: que era un acuerdo de paz entre ambos países (a pesar de que nunca estuvieron en guerra), que con su firma Israel se compromete a suspender la anexión de territorio palestino (eso es incompatible con la esencia del colonialismo Israelí) o que las relaciones diplomáticas plenas entre ambos regímenes cambiarán las relaciones en Oriente Medio/Sudoeste asiático y será beneficioso para eso que denominan los medios de desinformación, el conflicto árabe/palestino/israelí.

Dos años antes de ser asesinado por Israel, el intelectual y escritor comunista palestino Ghassan Kanafani escribió en 1972 un análisis del gran levantamiento palestino de 1936-1939, contra los británicos y los sionistas, y señaló a los tres enemigos del pueblo palestino: el imperialismo-sionismo, los regímenes reaccionarios árabes y la oligarquía local. A las órdenes del imperialismo y del sionismo, las otras dos piezas subordinadas, las élites reaccionarias árabes locales o foráneas, siguen operando en el rol que tienen asignado de reprimir la resistencia palestina y en general de los pueblos árabes.

Los regímenes árabes, con sus monarquías y fronteras diseñadas por Occidente, nunca han sido aliados del pueblo palestino y sus buenas relaciones con el artefacto colonial israelí vienen de lejos, individualmente o a través de su cártel mafioso llamado Consejo de Cooperación del Golfo.

En los últimos años esas relaciones se han exhibido abiertamente en distintos planos: en la diplomacia, en seguridad y represión, en los intercambios económicos y en la ayuda mutua en sus respectivas agresiones militares a terceros países. Incluso los saudíes están estudiando con el régimen israelí un oleoducto directo al mediterráneo por la ciudad de Ashkelon, cercana al campo de concentración de Gaza. ¿Por qué no va a circular el petróleo saudí junto a la cárcel más grande del mundo, si al fin y al cabo también el Giro de Italia circuló festivamente junto a Gaza mientras su población era masacrada a sangre fría?

El genocidio en Yemen

En 2018 Benjamin Netanyahu y su jefe del Mossad estuvieron alojados en Omán por el Sultán, siguiendo la ruta omaní de Shimon Peres e Isaac Rabin décadas atrás. En la visita, Netanyahu buscaba asegurarse el alineamiento de estas monarquías feudales con Estados Unidos e Israel en el llamado “Acuerdo del Siglo” (para Palestina) de Trump y Netanyahu. En la presentación pública del plan, Trump nombró expresamente a Emiratos, Omán y Bahrein en agradecimiento. También en aquellas fechas el caudillo de Arabia Saudi, Mohamed Bin Salman (MBS), ordenó a los palestinos “que acepten el plan o que cierren la boca y dejen de quejarse”.

Todos estos regímenes tienen contratos de armamento, seguridad y espionaje con la principal empresa israelí, Elbit Systems. Esta empresa ayudó a Bin Salman a espiar al periodista saudí Jamal Khassoghi, posteriormente descuartizado por orden del príncipe saudí.

La tecnología israelí también está detrás de la masacre que Arabia Saudí y Emiratos perpetran contra el pueblo de Yemen desde hace cinco años. Precisamente la guerra contra Yemen tiene mucho que ver con que Emiratos haya decidido dar completa publicidad a su relación de vasallaje con el imperialismo-sionismo.

En un contexto de derrota regional de ambos reinos frente a Irán y sus aliados, Emiratos y Arabia Saudí ejecutan un genocidio en Yemen, cada uno con intereses diferentes, con sus mercenarios de múltiples nacionalidades a veces luchando conjuntamente y otras veces enfrentándose en el suelo yemení. En esta situación, el príncipe emiratí Mohammed Bin Zayed (MBZ) hace público su emparejamiento con Israel porque busca unas palmadas aprobatorias del imperialismo-sionismo en forma de venta de nuevos aviones de combate F35, drones de última generación y otro armamento de Estados Unidos. Mientras tanto, en su función represora, encarcela a quienes públicamente se han opuesto a este acuerdo con Israel, que según las encuestas ascienden al 80% de la población de Emiratos.

Con toda seguridad Omán y Bahrein seguirán los pasos de Emiratos. Sin embargo, Arabia Saudí mantendrá la charada actual de aparente distancia con Israel, ya que la situación política interna saudí es muy delicada y de realizarse una declaración como la emiratí incluso podrían aparecer en la escena saudí algunos grupos armados como en el pasado, tanto salafistas como simplemente a sueldo de otras facciones familiares de la Casa Real. Con respecto a Qatar, que se coordina con el carcelero israelí para suministrar bienes a la cárcel de Gaza, sus equilibrios geopolíticos son también tan complejos que no es de esperar una decisión como la de Emiratos.

Las élites palestinas

Decía Kanafani que la función de los regímenes árabes que rodean Palestina es socavar el movimiento de masas palestino y además reprimir las movilizaciones en sus propios países. Lucha de clases enmarcada en un contexto de colonialismo e imperialismo.

Hemos visto el rol de dos de los enemigos del pueblo palestino definidos por Kanafani: el imperialismo-sionismo y los regímenes reaccionarios árabes. ¿Qué ocurre con el tercero? ¿Qué papel adoptan en este escenario las élites locales palestinas representadas especialmente por la Autoridad Palestina y también por Hamas?

Como en otros procesos coloniales, la oligarquía nativa asume una función subcontratada y subalterna, administrando los asuntos indígenas, reprimiendo a las masas palestinas, creando redes clientelares y ahorrando a la potencia invasora sionista el coste político, social y económico de su ocupación y apartheid. Y, por supuesto, pasando por sus manos corruptas todos los flujos de ayudas económicas del exterior, incluidos los fondos y suministros que los regímenes árabes aliados de Israel envían a Palestina.

Esto significa que la clase dirigente indígena tiene el permanente reto de representar ante el pueblo palestino un equilibrio que se mueve entre la teatralización de su enfado con las monarquías feudales árabes y sus frecuentes viajes a esos mismos regímenes para pedirles más dinero.

En esta lucha de clases nativa palestina, la élite dominante también tiene sus contradicciones y luchas de poder internas que salen a la luz en el Acuerdo Israel-Emiratos. El rival de Mahmoud Abbas en el partido Fatah, Mohammed Dahlan, se instaló en Emiratos como consejero especial del príncipe emiratí Bin Zayed. Dahlan maneja ingentes sumas de dinero para comprarse seguidores dentro y fuera de Palestina o para espiar a palestinos que viven en otros países. Siendo uno de los principales consejeros en Emiratos, con seguridad ha sido uno de los negociadores de este acuerdo entre Emiratos e Israel, ya que busca ser el elegido por Estados Unidos e Israel como sucesor de Abbas en el cargo de gobernador de los guetos indígenas.

Kanafani nos cuenta que en los años 30, el primer rey de Arabia Saudí, Abdulaziz Bin Saud, y el rey de Iraq, Ghazi, ambos puestos en el trono por el Imperio Británico, ya instaron al liderazgo palestino a aceptar la rendición que les ofrecían el imperialismo y el sionismo a través de la Comisión Peel. Exactamente lo mismo que hoy exigen sus sucesores a los palestinos. Y Kanafani añade que eso produjo que parte de la oligarquía indígena palestina meditase aceptar la propuesta británica para salvar sus propios intereses de clase. Exactamente lo mismo que hoy entre la dirigencia palestina. Lucha de clases inserta en un colonialismo de asentamiento de colonos.

La trinidad de los enemigos de Palestina opera sin novedades. La fortaleza y resistencia del pueblo palestino también se mantiene sin novedades. Hasta ese futuro próximo de derrumbe del régimen de apartheid.

 

Fuente: www.mundoobrero.es

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