El Agua como castigo colectivo por las decisiones políticas palestinas.
En Palestina bajo ocupación, Israel controla todo, absolutamente todo: el desplazamiento de las personas, la construcción, la economía, la salud, los suministros básicos y el agua proveniente de las napas subterráneas en Cisjordania bajo ocupación. El suministro de este vital elemento depende de las decisiones políticas y militares de Israel y se ha convertido en arma de chantaje y de castigo para los palestinos.
En los últimos días, las ciudades palestinas han presentado un aumento significativo en la escasez de suministros de agua potable. Los residentes, especialmente de Belén se encuentran sin este suministro vital por largas horas, todos los días.
El funcionario de relaciones públicas de la Autoridad Palestina de Agua y Alcantarillado, Awni Gibran, reveló que Israel, desde el anuncio del cese de la coordinación de seguridad, anunciado por el presidente de la Autoridad Palestina AP, Mahmud Abbas, hace unas tres semanas, ha reducido el suministro, lo que provocó el agravamiento de la crisis del agua que sufre Belén y otras ciudades de Palestina.
Si bien la Autoridad Palestina del Agua aclaró que la crisis de escasez se produce cada verano debido al alto consumo, no descartó que Israel comenzó a manipular el bombeo de agua en respuesta a los pasos palestinos de recurrir a la Corte Penal Internacional CPI, denunciar Israel ante la ONU y detener la coordinación de seguridad con los militares israelíes, entre otras medidas tomadas por la AP.
Gibran agregó en una entrevista a la agencia palestina de noticias Maan (10/06/2020), que la compañía de Agua de Belén compra el 100% del suministro ya que no hay pozos especiales para la Provincia de Belén. El 70% se compra directamente de la Compañía israelí Mekorot que controla la mayoría de las fuentes hídricas de los territorios palestinos ocupados y el 30% de la Autoridad Palestina del Agua.
Según el funcionario palestino las razones de la escasez se deben a que: "La Autoridad del Agua de Israel suministra este vital líquido para los territorios ocupados, pero el alto consumo en Israel y los asentamientos ilegales conduce a la falta de bombeo de agua que llega a los palestinos”.
En toda Cisjordania, las aguas palestinas en su mayoría van a los asentamientos ilegales y a ciudades israelíes, mínima parte es destinada a los palestinos. A su vez, Israel utiliza el agua para presionar a los palestinos y como castigo colectivo en caso de brotes de resistencia o sublevación en contra de la ocupación militar.
Los colonos israelíes ilegales que viven junto a palestinos en Cisjordania -en algunos casos, separados por sólo unos cientos de metros- no sufren esas restricciones ni escasez de agua, y pueden gozar y sacar provecho de explotaciones agrícolas bien regadas y grandes piscinas en todas las casas, con aguas palestinas.
La desigualdad resultante en el acceso al agua entre israelíes y palestinos es realmente asombrosa. El consumo de agua de los israelíes es al menos cuatro veces mayor que el de los palestinos que viven en los Territorios Palestinos Ocupados. La población palestina consume por término medio 73 litros de agua al día por persona, cantidad muy inferior al mínimo diario de 100 litros per cápita recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En muchas comunidades ganaderas de Cisjordania, el consumo de agua es de sólo 20 litros por persona y día para miles de palestinos, según la OCAH (la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, OCAH u OCHA por sus siglas en inglés). En cambio, cada israelí consume un promedio de 300 litros de agua al día de aguas en su mayoría provenientes de fuentes palestinas de territorios ocupados. (Amnistía Internacional)
Fuente: Corresponsal de PalestinaLibre.org en Jerusalén Ocupada
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