En Gaza no hay ningún adulto ya que pueda explicar a los niños y niñas el porqué de tanta violencia
Hace unos días, un compañero y profesor en una de nuestras escuelas de Gaza, compartía la difícil pregunta que le planteaba uno de sus alumnos: “¿por qué bombardean nuestra escuela?”.
Es difícil para un profesor no poder dar respuesta a sus alumnos pero, lamentablemente, en Gaza no hay ningún adulto ya que pueda explicar a los niños y niñas el porqué de tanta violencia, de tanta pobreza, de tantas y tantas dificultades que les impiden llevar una vida normal.
La semana pasada la central eléctrica de Gaza dejaba de operar debido a que Israel ha impedido la entrada del combustible necesario para su funcionamiento. Ahora, los 2 millones de personas que viven en la franja cuentan con menos de 4 horas de electricidad al día y puede que pronto se queden sin nada.
¿Cómo se explica la oscuridad a un niño que debería estar viviendo una vida llena de luz? Los niños y niñas de Palestina deberían poder gozar del mismo bienestar que cualquier otro niño en el mundo. Y, sin embargo, están pasando su infancia tratando de entender, sin lograrlo, el porqué de las bombas, el porqué de la falta de todo, el porqué de la oscuridad.
La población infantil en Gaza sufre y enfrenta esta trágica situación y obliga a que uno de cada cuatro menores necesite atención psicosocial. Nuestras psicólogas y psicólogos trabajan desde las escuelas porque, para muchos niños, son el único espacio donde gozan de cierta normalidad. Donde estudian y juegan, y donde es más fácil que puedan compartir sus traumas.
Fuente: UNRWA
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