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Hoy, Palestina sigue sangrando

Pero no una tierra suya; no en Bavaria, en Berlín o en Londres, sino en una tierra ocupada por los ingleses en el lejano oriente, esa tierra se llamaba Palestina, y era una tierra de los árabes

Entender el conflicto palestino-israelí es fácil, y a la vez que complejo. Podríamos indagar en un mar de resoluciones y elementos históricos, donde hay diferentes opiniones y posiciones. Pero este conflicto es generado, básicamente, por lo siguiente: la creación de un Estado judío dentro de otro Estado llamado (o que se solía llamar) Palestina. Es como si una familia entrase en su casa, y poco a poco, fuese empujándole del sofá, hasta dejarle en el suelo, y sin el mando de la tele.  

Esta tragedia tiene una fecha de nacimiento, y fue en noviembre de 1917, con la Declaración Balfour, que fue una carta de Inglaterra a los judíos durante la Primera Guerra Mundial, y en la que se les prometía una tierra en Palestina.

Así pues, esta promesa se hizo realidad en 1948, y con el beneplácito de la ONU, así como de Occidente. Este último se sentía culpable de haber maltratado, gaseado y exterminado a los judíos, y como recompensa a los daños y perjuicios, y para superar el sentido de culpa de la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial, les regala una tierra. Pero no una tierra suya; no en Bavaria, en Berlín o en Londres, sino en una tierra ocupada por los ingleses en el lejano oriente, esa tierra se llamaba Palestina, y era una tierra de los árabes.

Hoy, día 01/07/2020, el estado israelí quiere llevar a cabo lo que llaman el acuerdo del siglo. Un acuerdo promovido especialmente por Donald Trump -un fiel aliado de Israel-, y que busca la anexión ilegal del 30% de Cisjordania al Estado de Israel. Este acuerdo tiene varios artículos más, como, por ejemplo: que Jerusalén será la capital de Israel, o el control del valle Jordán. Además, pretende negar su responsabilidad de los más de cinco millones de refugiados palestinos. Y lo más alarmante es que, este acuerdo, es unilateral, impulsado por Trump, y lo quiere llevar a cabo el Gobierno de coalición israelí, los palestinos, ahí, no entraron ni para servir el café.

Sobre esta decisión unilateral de anexar ilegalmente parte del territorio palestino a Israel, los distintos países de la comunidad internacional se han posicionado rotundamente en contra: Francia ha mostrado su rechazo señalando que esta decisión del estado de Israel es una violación del derecho internacional, que prohíbe la adquisición de un territorio por la fuerza, y, en ese sentido, advierte al gobierno de Israel de que esta decisión tendrá consecuencias sobre la relación con la Unión Europea. Bélgica, por su parte, calificó la anexión de una violación flagrante del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas y las resoluciones de su Consejo. Alemania, asimismo, considera que toda acción unilateral perjudicará enormemente el proceso de paz, y que esto tendría graves repercusiones para el conflicto, y la posición de Israel con la comunidad internacional. Reino Unido también se ha sumado a la condena del proyecto de anexión de parte de Cisjordania a Israel, considerándolo una violación al derecho internacional, y perjudicial para las negociaciones de paz (ONU, 2020). Pero, ¿sabéis por donde se pasa Israel las resoluciones y leyes internacionales, no?

Este hecho es una violación, como señalan la mayoría de los países y la Organización de las Naciones Unidas, pero no es un hecho aislado, es uno más de los que llevan sufriendo los palestinos desde 1948. Guerras desiguales, violaciones de los DD. HH, un bloqueo asfixiante sobre la Franja de Gaza, niños detenidos, asesinados, el control militar absoluto del territorio palestino, etc. Los datos y las pruebas están ahí, ¿pero qué tribunal los va a usar? 1.300 personas muertas en la ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza en 2008 (Álvarez, 2009), la Operación Margen Protector en 2014 que dejó 2.200, la mayoría civiles, y 490 niñas y niños (Abello, 2015). El objetivo militar suele ser, además de las vidas civiles: los hospitales, los colegios, edificios de la administración, la central eléctrica, etc.  Y todas estas guerras sobre un pueblo que “sobrevive” hacinado en la cárcel más grande del mundo: “la Franja de Gaza”, donde viven en las condiciones más miserables y sin los recursos mínimos para una vida digna.

Siempre nos preguntamos por qué Israel no respeta los derechos internacionales, por qué viola de forma sistemática los Derechos Humanos, las resoluciones de la ONU, y comete crímenes de guerra de forma cíclica. La respuesta está en el apoyo de EEUU, puesto que el país americano tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y usa este veto contra todas las sanciones que se aprueban contra el Estado de Israel.

 

Fuente: www.eldiario.es

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