La lista negra del BDS recuerda al apartheid sudafricano
El BDS es un movimiento global cuyo origen fue un llamamiento palestino de más de 170 ONG palestinas en 2005. Aunque cuenta con una organización, no es necesario inscribirse en ningún lugar, ni siquiera acudir a una reunión. Cada persona es individualmente participante en el momento que decide no apoyar, con su compra por ejemplo, a que Israel pueda sostener la construcción de asentamientos ilegales o pueda seguir armando su Ejército. El boicot apunta asimismo a la temática cultural o académica, una idea inspirada en el boicot mundial al régimen del apartheid sudafricano.
“La lista negra del BDS es una reminiscencia de las acciones cometidas por el régimen del apartheid sudafricano que también prepararon este tipo de listas para castigar a la gente o evitar su entrada”, declara la organización Adalah (Justicia, en árabe), centro legal para los derechos de la minoría árabe en Israel.
Acostumbrada a lidiar con la jurisprudencia del gobierno israelí, la organización denuncia que la prohibición es “una violación de los derechos constitucionales de la ciudadanía israelí y los derechos garantizados a los residentes palestinos de los territorios ocupados bajo la ley humanitaria internacional y la ley de derechos humanos”.
Es interesante leer la base de datos de Adalah con respecto a las “leyes discriminatorias” israelíes que ha pasado de 50 a 65 leyes en poco tiempo. Son discriminatorias porque limitan los derechos del pueblo nativo, el palestino, que en Israel conforma el 20% de la población, en todos los aspectos de la vida como participación política, derecho a una vivienda, educación, etc. De igual modo existen leyes discriminatorias contra otros grupos, como personas LGTBIQ , gente judía no religiosa o gente refugiada palestina.
Cuando el BDS es más fuerte que las armas
Las ONG como Adalah, observadoras de derechos humanos y violaciones israelíes, trabajan no sin pocas dificultades, sobre todo tras ser aprobada la Ley israelí de ONG en 2016 con la que el gobierno de Netanyahu pretende sofocar – provocar la desaparición- de las ONG de esta índole. Sin embargo, la mayor amenaza para Israel sigue siendo el movimiento BDS.
En la presentación del informe estratégico para 2018 del Instituto para la Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv (INSS), entre análisis y exposiciones sobre Irán, Siria, Hezbolá o Hamas, el presidente israelí Reuven Rivlin alzó la cuestión del BDS.
“Nuestro centro está investigando esto y tenemos que establecer una fuerza (…), una fuerza cuyos soldados son abogados, especialistas, historiadores, gente de Hasbará que sabe usar las redes sociales. El gobierno está invirtiendo dinero, pero está yendo muy despacio”, le contestaba Amos Yadlin, director ejecutivo del INSS.
Parte de esos “soldados” están acosando a los municipios o instituciones en España que han decidido adherirse a la marca ELAI, Espacio Libre de Apartheid Israelí, una iniciativa del BDS que busca el fin de la ocupación israelí -ilegal ante la ley internacional-, el derecho al retorno de la gente refugiada palestina -según marca la resolución de la ONU 194- y el reconocimiento de la igualdad de la ciudadanía árabopalestina dentro de Israel.
Por el momento son 71 municipios y más de 70 instituciones públicas adscritas al ELAI. Además de otros pasos dados, como el del ayuntamiento de Barcelona que supuso una ruptura de relaciones con los asentamientos y la industria asociada, unos 350 cargos públicos anunciaron su respaldo al BDS en una carta firmada e instaron a las instituciones públicas a actuar en defensa de la legalidad internacional.
Los abogados pagados y respaldados por el gobierno israelí han aumentado la presión contra dichos municipios e instituciones. Usan la palabra ‘antisemitismo’, el odio o ataque a todo lo semita, para referirse al BDS aunque este incluya a judías y judíos de todo el mundo. A pesar de esto el número de adhesiones aumenta, al igual que aumenta el descontento judío (especialmente en Estados Unidos) hacia las políticas israelíes, algo mencionado también en la presentación del informe del INSS.
“En Voz Judía por la Paz no tenemos duda sobre la justicia de luchar por la igualdad y la libertad de todo el mundo en Israel/Palestina y la legitimidad y eficacia del BDS.- Escribió Rebecca Vilkomerson en su reflexión en el periódico Haaretz.- Mientras Israel continúe violando los derechos fundamentales de los palestinos y palestinas, la gente continuará manifestándose. Gente palestina, judía… la gente con conciencia en todo el mundo”.
ESCRIBE SU COMENTARIO