Israel-Palestina: El final del sueño de la solución de dos estados
Katja Hermann, directora de la Unidad de Asia Occidental en la Fundación Rosa Luxemburg con sede en Berlín, conversa con el doctor Mustafá Barguti, secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina (Mubadara), acerca de la repercusión de las elecciones israelíes en la vida diaria de los palestinos comunes y corrientes
Katja Hermann, directora de la Unidad de Asia Occidental en la Fundación Rosa Luxemburg con sede en Berlín, conversa con el doctor Mustafá Barguti, secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina (Mubadara), acerca de la repercusión de las elecciones israelíes en la vida diaria de los palestinos comunes y corrientes.
Los resultados preliminares de las elecciones israelíes muestran la victoria probable de Benjamin Netanyahu, del Likud, y de la coalición de las derechas. ¿Qué supondría eso para lo que sucede en los territorios palestinos ocupados?
Se trata de una novedad muy peligrosa. Significa que el pueblo israelí ha optado por los partidos de extrema derecha que han adoptado un sistema de racismo y discriminación nacional, los mismos partidos que aprobaron la Ley de Nacionalidad Judía, que entraña una discriminación sistemática contra los palestinos, sean ciudadanos de Israel o de los Territorios Ocupados. Diría que, por desgracia, este es un voto por un sistema de apartheid. Teniendo en consideración que Netanyahu fue elegido tres días después de manifestar su plan para anexionarse los asentamientos, lo que prácticamente significa anexionarse Cisjordania, este ha sido un voto para acabar con el sueño de la solución de dos estados.
Si la solución de dos estados ya no es factible, ¿qué clase de hipótesis alternativa contempla?
Sólo hay dos alternativas: una es lo que quiere el gobierno israelí, que es un apartheid, un sistema de discriminación racial que mantenga en guetos y bantustanes a los palestinos, con la esperanza de que acaben por irse del país. Nuestra alternativa es la siguiente: si han acabado a propósito con la solución de dos estados, no nos queda más que luchar por una solución de un Estado con derechos democráticos plenos, y unificar a todos los palestinos en una lucha por acabar con el apartheid y la discriminación racial, y tratar de ganarnos para nuestro campo contra el sistema de apartheid a la gente de Israel que cree en la justicia.
¿Cree usted que las dos sociedades, la palestina y la israelí, están preparadas para una solución de un solo Estado?
Por el momento, por supuesto, la sociedad palestina está mucho más dispuesta, mientras que la sociedad israelí no parece estar dispuesta solución alguna. En mi opinión, por usar una frase que sigue empleando mi amigo Daniel Barenboim, “a veces lo imposible es más fácil que lo difícil”. Lo que aquí arrostramos es una elección clara. No tiene que ver con que queramos abandonar la solución de dos estados y adoptar una solución de un solo Estado, tiene que ver con el hecho de que Israel ha liquidado la solución de los dos estados. No puedes optar por soñar con una opción muerta, hay que encontrar una opción alternativa, por necesidad, por realidad objetiva.
La gente habla por aquí de una nueva época, de que se abrirá un nuevo capítulo. ¿Qué puede comentarnos sobre esto?
Yo diría que es el final de la era de Oslo, lo que significa que tenemos que volver a una época anterior a Oslo, a un tiempo en el que la resistencia palestina no violenta adoptó tres principios en los que siempre he creído y practicado: auto-organización, autonomía y desafío de la injusticia, ya se trate de la ocupación o del apartheid. Seguir esperando a que los demás nos ayuden no resulta factible. Tenemos que depender de nosotros mismos, temenos que reconstruir nuestras estructuras, hemos de autoorganizarnos y temenos que construir un frente nacional unido. Debería ser un frente nacional democrático, porque un problema importante hoy en Palestina lo constituye la ausencia de democracia y la desaparición de estructuras democráticas que hemos construido a lo largo de los años, así como los espacios menguantes de la sociedad civil. Esa es la razón por la que creo que es hora de que pensemos en la participación democrática, así como en construir un frente nacional unificado. La Organización para la Liberación de Palestina (PLO) debería ser esa estructura, si opta por separarse de la Autoridad Palestina (PA) y volver a su papel de líder del movimiento nacional palestino.
¿Dónde situaría Gaza en estas hipótesis?
Gaza forma parte de Palestina. Israel está tratando de separar Gaza de Palestina, porque esto forma parte del llamado “Acuerdo del Siglo”. Separar Gaza, pero mantenerla bajo asedio, ése es el plan israelí. La situación es de cárcel al aire libre, siquiera abierta, sólo con el cielo abierto, todo lo demás está cerrado. No podemos tener un Estado palestino sin Gaza y no podemos tener un Estado sólo en Gaza, es un sinsentido. Gaza es un territorio muy pequeño; es menos del 1,5 % de Palestina y tiene dos millones de personas que viven allí, la zona de mayor densidad de población del mundo. Gaza y Cisjordania deberían ser una sola entidad.
Junto al nuevo gobierno de Israel, estamos a la espera también de que se anuncie un nuevo gobierno en Palestina en estos próximos días. ¿Cuáles serían los principales retos del nuevo gobierno palestino?
Retos hay muchos, pero el primer reto estriba en cómo devolver la unidad a los palestinos. La Iniciativa Nacional Palestina (Mubadara) decidió no sumarse a este gobierno, aunque nos lo ofrecieron, sobre todo porque temíamos que formar parte de este gobierno ahondaría incluso las divisiones internas y lo transformaría en separación completa. Además, no queremos tener ningún papel en gobiernos que no hayan sido elegidos popularmente, sobre todo después de disolver el Consejo Legislativo Palestino (CLP). Las últimas elecciones tuvieron lugar en 2006 y deberíamos celebrar pronto nuevas elecciones, muy pronto. Esa es la razón por la que hemos propuesto no formar este gobierno sino establecer durante seis meses un gobierno de transición de unidad nacional, preparar el terreno para las elecciones, celebrarlas y formar entonces gobierno. Creo que el problema de la división interna es grande, pero hoy el mayor problema es este gobierno israelí y su modo de cortarnos nuestros ingresos fiscales e imponer su propia legislación y disposiciones a la AP. El conjunto de la AP se enfrenta hoy a un reto de envergadura: mostrarse completamente obediente y someterse a las presiones israelíes o rebelarse contra ellas. Yo creo que debería rebelarse.
A la luz de estos acontecimientos tan desafiantes ¿contempla otro levantamiento popular en el horizonte?
Sí, si lo veo, y quiero que sea no violento. Trabajo para que sea no violento. Hemos pasado los últimos quince años no sólo demostrando modelos de resistencia no violenta sino también convenciendo a otros partidos incluido Hamás, de la efectividad de un enfoque no violento.
Acerca del autor: Mustafá Barguti es médico y activista, amén de uno de los líderes palestinos más prestigiosos, es secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina (Mubadara), que fundó en 2002 junto a Edward Said, entre otros. Barguti estudió medicina en Jerusalén y la antigua Unión Soviética, y administración de empresas en Stanford, California.
Fuente Original: Das Ende des Traums von der Zwei-Staaten-Lösung, Rosa Luxemburg Stiftung, 15 de abril de 2019
Traducción: Lucas Antón
Fuente: Mustafá Barguti, Sin Permisó
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