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La ocupación israelí ahoga al turismo palestino

Israel explota diversos lugares de interés histórico, cultural, religioso y natural en Cisjordania, Jerusalén este y en los Altos del Golán sirios

El checkpoint 300 es la puerta del muro que Israel levantó en Cisjordania por la que se accede a Belén directamente desde Jerusalén. Es el control militar israelí más transitado por autocares de Israel cargados de turistas extranjeros que entran en los territorios palestinos sin que les pidan la documentación. Al pisar Belén, muchos viajeros -una buena parte peregrinos- ignoran que no están en Israel. "No todos saben que visitan Palestina. Llegan al aeropuerto de Tel- Aviv y no ven la diferencia cuando cruzan el muro. No todos los que vienen a Tierra Santa tienen información política", lamenta Anton Salman, alcalde de la localidad donde la Biblia afirma que nació Jesucristo.

"Israel no quiere que los tours turísticos se queden en nuestra ciudad, pretende utilizar nuestros lugares sagrados, pero que el gasto se haga en Israel. Dicen a los turistas que no vayan a Palestina porque es peligroso", asegura Salman. Unas turistas españolas corroboran las palabras del alcalde ante unos grafitis en el muro de Cisjordania. "En Israel te dicen: no vayáis al lado palestino, y crees que puede ser peligroso. Íbamos a pasar de Israel a Cisjordania en coche, pero nos asustamos porque la frontera estaba muy militarizada. Luego vimos que no había ningún problema" explican.

Control israelí de las fronteras

Solo un tercio de los turistas que entran en Israel visita los territorios palestinos, según un informe de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). "No tenemos soberanía en nuestras fronteras y los que vienen a Palestina tienen que pasar por Israel", indica Fadi Qattan, propietario de Al Hosh Syrian, un acogedor hotel en el casco antiguo de Belén.

"Nos enfrentamos a una campaña muy eficiente de la ocupación para que los palestinos parezcamos monstruos. A veces les digo a los turistas de grandes ciudades: en Palestina tenemos uno de los índices de criminalidad más bajos del mundo, estáis más seguros aquí que en Barcelona, París o Nueva York", cuenta Qattan.

Israel no solo controla las fronteras, también las desdibuja. Según la ley internacional, Cisjordania, incluida Jerusalén este, es territorio ocupado, pero pocos turistas son conscientes, al visitar el Santo Sepulcro, la Explanada de las Mezquitas y el Muro de las Lamentaciones, de que están en zona ocupada y anexionada. Lo mismo ocurre cuando degustan vinos en la parte de los Altos del Golán sirios que se anexionó Israel.

Territorio "en disputa"

El Gobierno israelí considera Cisjordania, a la que se refiere con los términos bíblicos de Judea y Samaria, un territorio en disputa, aunque en la práctica actúa como si le perteneciera. Siguiendo esta filosofía, hay mapas turísticos israelís en los que las líneas que demarcan Cisjordania se han diluido. Solo Gaza aparece fuera de Israel.

Diversos lugares de interés histórico, cultural, religioso o natural en territorio ocupado están explotados por el Gobierno israelí, que obtiene unos buenos ingresos para llenar las arcas del Estado.

Israel alega que esos sitios están en área C, una de las tres partes en las que los acuerdos de paz de Oslo (1993 y 1995) dividieron Cisjordania. En zona C -el 60% del territorio cisjordano-, Israel tiene el control administrativo y de seguridad, y según la OLP, no concede permisos a los palestinos para rehabilitar allí lugares de interés histórico que están en peligro.

La ley internacional obliga a la potencia ocupante a administrar los recursos del territorio ocupado en beneficio de su población. Pero Israel no favorece a los palestinos sino a los colonos, que regentan alojamientos anunciados en internet por Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor.

Más de 600.000 colonos

La web del ministerio de Turismo israelí incluye lugares de interés en Cisjordania y Jerusalén Este, donde viven más de 600.000 colonos israelís, y en los Altos del Golán. La página invita a los viajeros a visitar sitios "de Israel" en territorio ocupado, gestionados de forma pública o privada, como Qumran, algunas playas del mar Muerto donde venden productos de belleza israelís que usan recursos naturales palestinos, o la fortaleza de Herodión. Varios objetos hallados allí se incluyeron en una exposición sobre Herodes en el Museo de Israel, en el 2013, a pesar de la protesta del Gobierno palestino.

"Israel lo controla todo", subraya Hisham, guía turístico en Belén. "Los guías israelís pueden entrar en nuestras ciudades, nosotros en las suyas no", apunta junto a la Basílica de la Natividad. Según datos de la OLP, en el 2015, unos 8.000 guías israelís trabajaron en el área C de Cisjordania y unos 50 entraron diariamente en Belén y Jericó, en zona A, controlada por la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Solo 25 guías palestinos fueron autorizados a entrar en Israel en todo el año.

Buena temporada turística

Hisham asegura que el 2018 ha sido bueno para el turismo porque "la situación ha estado bastante tranquila". Qattan opina lo mismo y añade que el número de plazas hoteleras crece, pero los turistas no suelen pernoctar en Belén sino en Jerusalén, que está a 8 kilómetros. "La mayoría vienen en tours organizados y pasan cuatro horas en Belén", explica el hotelero, que lucha por mantener su negocio a flote.

"En verano, nos llega agua corriente una vez cada dos o tres semanas, mientras las colonias israelís la reciben diariamente, y tenemos que comprar tanques de agua. Esto encarece el precio de las habitaciones", dice Qattan. En los últimos años, la ANP ha intentado atraer visitantes a Palestina con campañas, webs turísticas y mejora de servicios, pero la ocupación ahoga también al turismo, que podría ser uno de los motores económicos de los palestinos.

Amnistía Internacional afirma que empresas de turismo contribuyen a expandir las colonias israelís

El hotel Nof Canaan es un pequeño remanso de paz situado en Cisjordania con vistas sobre el Wadi Qelt, una piscina y habitaciones acogedoras. Ubicado en la colonia israelí de Nofei Prat, atrae a decenas de turistas.

Cuando su propietario, Igal Canaan, lo abrió en el 2009, la oferta para hospedarse en colonias israelís en territorio palestino ocupado era escasa, pero ahora centenares de alojamientos se publicitan en Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor.

Estos gigantes de turismo en línea "propician la comisión de violaciones de derechos humanos contra la población palestina al anunciar cientos de habitaciones y actividades en asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado", ha afirmado este miércoles la oenegé Amnistía Internacional (AI).

En un nuevo informe, “Destino: ocupación”, AI documenta cómo estas empresas "contribuyen a la existencia y expansión de las colonias".

"El asentamiento de civiles israelíes por parte de Israel en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) viola el derecho internacional humanitario y constituye un crimen de guerra", señala AI.

“La apropiación ilegal de tierras palestinas y la expansión de los asentamientos por parte de Israel perpetúa un sufrimiento inmenso, expulsa a la población palestina de sus hogares, destruye sus medios de vida y la priva de servicios básicos, como el agua potable”, ha afirmado Seema Joshi, directora de Asuntos Temáticos Globales de AI.

“El gobierno israelí utiliza la creciente industria turística en los asentamientos para legitimar su existencia y su expansión, y las empresas de turismo en línea le siguen el juego. Es hora de que defiendan los derechos humanos y retiren todos sus anuncios en los asentamientos ilegales en tierras ocupadas. Los crímenes de guerra no son una atracción turística", ha subrayado Joshi.

En noviembre de 2018, tras unas investigaciones de el canal de televisión catarí Al Jazeera y de la oenegé Human Rights Watch, Airbnb anunció que retiraría sus anuncios de alojamientos en colonias de Cisjordania. Sin embargo, unos 300 siguen apareciendo en su web y no se comprometió eliminar los de colonias en Jerusalén este, también ocupado.

Los Principios Rectores de la ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos señalan que las empresas tienen la responsabilidad de respetar el derecho internacional, destaca AI en su informe.

La oenegé considera que Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor "no sólo contribuyen de forma importante a llevar el turismo a los asentamientos ilegales, sino que además engañan a sus clientes" al no indicar de modo sistemático si los anuncios son en colonias.

Entre febrero y octubre de 2018, AI visitó cuatro pueblos palestinos próximos a colonias donde las webs anuncian alojamientos, así como el barrio de Silwan, en Jerusalén este -donde se instalan muchos colonos- y una comunidad palestina en Hebrón. Todos están cerca de atracciones turísticas lucrativas gestionadas por colonos, sufren confiscación de tierras o son víctimas de ataques de colonos armados.

AI denuncia, por otro lado, que se exportan a mercados internacionales artículos por valor de cientos de millones de dólares producidos en colonias israelíes. Además de pedir a las empresas que dejen de hacer negocios en y con los asentamientos, la oenegé insta a los gobiernos a promover leyes para prohibir la importación de bienes de colonias.

AI llama a seguir el ejemplo del Parlamento irlandés, que está en proceso de aprobar un proyecto de ley para prohibir el comercio de bienes y servicios con los asentamientos. El proyecto ha indignado a Israel.

 

Fuente: Ana Alba, El Periódico - España

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