Líderes, cuidadores y custodios de la tradición palestina
El caso del refugiado palestino de 70 años Abdullatif Abu Karsh: un ejemplo de preservación de la dignidad más allá de la historia. “Como refugiado de Palestina, intento a través de la escultura y la pintura transmitir el mensaje del pueblo palestino al mundo y enseñar este arte a mis hijos. Porque es un mensaje sublime de amor y paz entre los pueblos”
- El caso de Abdullatif Abu Karsh: un ejemplo de preservación de la dignidad más allá de la historia.
- “Como refugiado de Palestina, intento a través de la escultura y la pintura transmitir el mensaje del pueblo palestino al mundo y enseñar este arte a mis hijos. Porque es un mensaje sublime de amor y paz entre los pueblos”, cuenta Abdullatif.
Son las 5 de la tarde, un buen momento para pasear por el campamento de refugiados y refugiadas de Palestina de Shati, en Gaza, mientras llega el toque de queda que se impone como precaución para evitar un nuevo brote de coronavirus. Entre los callejones del campamento, Abdullatif se resguarda con su silla y sus pinturas para escapar de la muchedumbre en su casa, los constantes cortes de electricidad y del toque de queda. Se sienta para pintar la belleza desde hace muchos años, un arte con el que transmite su cultura palestina y sus valores.
Abdullatif Abu Karsh, de 70 años, nació entre las tiendas del campamento de refugiados de Shati, donde creció en el núcleo de una familia humilde. Dos años antes de su nacimiento, su familia había tenido que huir como consecuencia de la guerra Árabe-Israelí de 1948.
Enfrentar las difíciles condiciones económicas y sociales que se vivían en el campamento fue “agotador”, pero Abu Karsh creció feliz como el resto de los niños del campamento. Ahora es un pintor que ha dejado su huella artística en paredes, escuelas, aulas y clínicas.
La situación económica y social que las personas refugiadas de Palestina enfrentan hoy en día no ha cambiado mucho en los 70 años de vida de Abdullatif. "El sufrimiento sigue siendo el mismo. Estamos cansados ââde las duras condiciones con las que convivimos", comenta.
En ese momento, los refugiados y refugiadas vivían bajo el toque de queda impuesto por la ocupación israelí. Hoy en día, aunque el toque de queda lo imponga la emergencia sanitaria que vivimos, la ocupación israelí continúa asfixiando sus vidas con el bloqueo impuesto desde 2007.
La pandemia de la COVID-19, más allá del impacto en la salud, incide con mayor agresividad en las personas mayores que conviven con un riesgo más alto de pobreza, aislamiento y discriminación. Según datos de Naciones Unidas, se estima que el 66% de las personas de 70 años o más sufren al menos una afección secundaria, lo que los coloca ante un mayor riesgo de impacto grave por coronavirus.
Las hostilidades que acechan al mundo lo hacen con mayor incidencia en las zonas más vulnerables. La pandemia del coronavirus ha sacudido la vida de la población mundial, incluida la de los y las gazatíes que se enfrentan a nuevas medidas restrictivas para evitar la propagación del virus. Un enclave en el que los continuos cortes de electricidad, la escasez de agua, el bloqueo israelí en el sistema sanitario y la superpoblación complica aún más el control de la expansión del virus. Durante la cuarentena domiciliaria impuesta en Gaza, Abukarsh invirtió su tiempo dibujando para, tal y como comenta, “salir de la tensión que sentía, aún más siendo una persona mayor”.
Transmitir el mensaje del pueblo palestino al mundo
“Hace años, el campamento tenía edificios residenciales simples, hechos de ladrillos, por lo que en el invierno sufrimos la caída de agua de lluvia dentro de las casas y el calor extremo en el verano”, comenta Abu Karsh. “Pero UNRWA nos apoyó y brindó oportunidades de trabajo y asistencia. Nos ayudó a adaptarnos a esta situación y a perseverar, mientras esperamos volver a la tierra de la que fuimos desplazados”, añadió.
Con sus esfuerzos consiguió estudiar derecho en la Universidad Ain Shams de Egipto y formarse como asesor legal en el Ministerio de Agricultura palestino. Aunque desde joven demostró una sensibilidad especial para pintar, no fue hasta años más tarde cuando su talento innato le llevó a Libia, donde cursó estudios de educación artística.
Abu Karsh ha participado en 14 exposiciones en la franja de Gaza y en muestras internacionales. "Esculpo en madera y utilizo todo tipo de materiales en mis creaciones: carboncillo, pintura de colores, cobre…”.
Aunque el artista invirtió su talento en trabajar para ganarse la vida, sus obras no estuvieron desprovistas de reivindicaciones humanitarias centradas en los refugiados y refugiadas y en su derecho al retorno. “Yo dibujaba principalmente, pero hubo un momento en que también comencé a esculpir. Como refugiado de Palestina, intento a través de la escultura y la pintura transmitir el mensaje del pueblo palestino al mundo y enseñar este arte a mis hijos. Porque es un mensaje sublime de amor y paz entre los pueblos”.
Las personas mayores representan un valor incalculable en la sociedad. Abanderados del conocimiento y de la experiencia, son el pilar fundamental sobre el que preservar la memoria histórica; un apoyo incondicional en la conciliación familiar y un ejemplo de preservación de la dignidad más allá de la historia.
Fuente: eldiario.es
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